El tendón de Aquiles es uno de los tendones más largos y más fuertes del cuerpo. Para quienes necesiten refrescar sus conocimientos sobre anatomía, se trata de un tendón bastante largo que une los músculos de la pantorrilla al hueso del talón.
Los problemas con el tendón de Aquiles suelen ser el resultado de un uso excesivo, por lo general por motivo de actividades físicas al correr, caminar o saltar. Solemos ver un montón de problemas relacionados con el tendón de Aquiles en corredores de mediana edad (entre los 40 y los 60 años).
La tendinitis aquílea es una inflamación del tendón de Aquiles. Entre los síntomas más comunes se suele sufrir dolor y sensibilidad musculares y, en ocasiones, enrojecimiento e inflamación en esta zona. Es común sufrir la rigidez matutina mientras calientas. Al principio podrás ser capaz de hacer ejercicio, pero poco a poco podrás sentir cierto malestar, ya que esta lesión desarrolla el dolor gradualmente y puede llegar a ser tan debilitadora que puede incapacitarte a seguir entrenando.
¿Qué puedes hacer para evitarlo?
Existen ciertas medidas que puedes tomar para evitar los problemas comunes causados por el tendón de Aquiles. En serio, hazme caso, entre 5 y 10 minutos al día de "pre-habilitación" será mucho más fácil de seguir ¡que el largo proceso de recuperación que podrías tener por delante!
- Calzado: asegúrate de que siempre llevas unas zapatillas de running en buen estado. La cantidad de kilómetros que los triatletas y los corredores de largas distancias hacen cada semana es una indicación de que deberías reemplazar tus zapatillas cada 3-4 meses.
- Estiramientos: utiliza un rodillo muscular de espuma para estirar y relajar las pantorillas durante 5 minutos al día.
- Fortalecimiento de las pantorillas: a menudo, los músculos más ignorados en el gimnasio. Los ejercicios de fortalecimiento específico de las pantorillas conllevan levantamientos de pantorrilla desde el borde de un escalón o plataforma elevada, centrándonos en la fase de descenso de la pierna. Ponte de puntillas sobre los dedos de los pies a un ritmo normal y tómate de 3 a 4 segundos para volver a la posición inicial. Realizar 3 series de 10 ejercicios al día en cada pierna debería ser más que suficiente.
- Calentamiento: realiza ejercicios de calentamiento antes de todas tus sesiones de entrenamiento.
- Entrena con cabeza: incrementa la frecuencia y la intensidad de tus entrenos gradualmente, no de golpe y a lo bestia.
En general, las tendinitis pueden ser problemáticas de tratar, especialmente si ya llevas lesionado por un tiempo. En muchas ocasiones, debido a su naturaleza de lesión por uso excesivo, puede existir desgaste en el interior del tendón, lo que como resultado puede provocar pequeños microdesgarros y desprendimientos de las fibras del tendón. Estos cambios ‘degenerativos’ se unen a la inflamación para crear un entorno difícil de tratar.
Si empiezas a notar tirones o dolores en el tendón de Aquiles, te recomendaría encarecidamente intentar tratarlo de inmediato. Cuanto antes puedas detener el problema para evitar que evolucione a, por ejemplo, una tendinitis aquílea, más rápida será tu recuperación y el regreso a tus queridas sesiones de running.
Y recuerda: ¡diviértete entrenando!
Emma Esslemont es la nueva blogger australiana sobre fisioterapia para Wiggle. Em lleva trabajando en EastSports Physiotherapy desde hace ya 8 años, en la famosa playa Bondi Beach de Sídney.
Sus conocimientos y experiencia se centran en las lesiones deportivas y musculoesqueléticas y está involucrada en el tratamiento de lesiones de varios clubs y equipos deportivos de la zona de Sídney.
Em ha finalizado sus estudios de posgrado en Acupuntura Occidental/Estimulación por Agujas de Acupuntura, la Técnica de Liberación Activa (ART) y, además, cuenta con una certificación como entrenadora personal.